lunes, 26 de septiembre de 2011

La felicidad no tiene una única defición. La felicidad no tiene dueño. No se encierra dentro de límites sino que viaja de 1000 formas, recorriendo cada lugar donde es llamada.
Tiene infinidad de formas de ser vivida, muchas maneras de ser interpretada... pero su esencia permanece inmune a nuestras apreciaciones. Puede vivir en algo material o quizás llegar a nosotros a través de una sonrisa.
La felicidad es así. Muchas veces se nos escapa de las manos.
Pero para mí la felicidad más bella es la vivida con alguien especial. Esa que no conoce la palabra egoísmo. Que vive para entregar. Aquella que se alimenta de la felicidad de los demás.
Sea cual sea nuestra felicidad, sin importar la forma en la que la vivamos, es tan esencial el mantenerla con nosotros... pero ¿porqué tan poca gente se da cuenta de eso? o ¿cómo son capaces de tranzar su felicidad?
En este último tiempo he aprendido que nuestra felicidad no merece ser abandonada, por nada ni por nadie... porque es ella nuestra núcleo, y es tan reconfortante ser felices... tener algo o alguien por quien reir, tener motivos para alegrarse, algo por lo cual despertar, algo en que soñar... y alguien con quien compartir esos sueños.
Yo sólo quiero decir que la felicidad es bella... pero frágil. No nos arriesguemos a perderla, sólo vivamosla, pensemos en aquello que nos hace sonreir, en esa persona con la que soñamos y no perdamos el tiempo... no esperemos a que sea demasiado tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario